Querid@s amig@s,
Acaba el veranito y el
mundo mundial comienza curso, unos en la oficina, con ánimos para
capear la que está cayendo, otr@s yendo y viniendo todos los días
al cole, llevando y trayendo a nuestros niñ@s. Comienzan también
los buenos propósitos: apuntarse e ir al gimnasio, aprender por fin
un idioma (¡en esas estamos nosotros!) o comer un poquito más sano
y de paso ayudar a mantener un sistema productivo un poco más cabal
y un mundo rural vivo todavía (¡ahí es nada!).
Y para esto último
podéis contar con nosotros, dispuestos a llevaros hasta la mesa los
frutos de las rehuertas que están bien maduritos y sanos, la buena
hortaliza alimentada de la riqueza de la tierra, del agua, del sol, y
de esfuerzo, nada más.
Se acerca el otoño a
esta tierra también, los veraneantes regresan a sus casas en las ciudades, las noches se han vuelto frescas y de nuevo debemos dormir con manta. Ha comenzado la
vendimia ajetreada en las viñas y frente a la mar rizada, los pescadores esperan con ganas la llegada de un momento a otro de la dorada y el llobarro a las orillas, buscando aguas más calidas. En las casas el
ajetreo verdulero es el de procesar la verdura para guardarla hasta
el invierno: son días de conservas y embotados.
Si todo va bien aun nos
quedan semanas de producción de verano. En el campo están creciendo
las variedades que deberán llegar en adelante: repollos, coles y
coles de bruselas, coliflores, brécoles y broquils (la coliflor
verde, diferente de aspecto y de sabor del brécol), espinacas,
escarolas, alcachofas, calçots (las exquisitas cebollas tiernas que
se comen asadas acompañadas de romescu), dentro de no mucho
cosecharemos también las calabazas y en breve llegarán los caquis.
Una variedad que también
podremos ofreceros es el espigall o col de brotón. Esta es una
variedad de col que ya cultivaban los romanos, y que era típica
catalana. Produce unos retoños o brotes laterales, que son los que
se cosechan y consumen. El consumo de esta verdura se fue perdiendo
con el tiempo, y su cultivo quedó muy, muy reducido casi
exclusivamente a la zona del Garraf, en Barcelona. El movimiento Slow
Food redactó una lista de 750 productos olvidados, 46 de ellos
españoles. Los espigalls se incluyen en la lista como uno de los
vegetales con menos probabilidades de continuar siendo cultivado.
Algunos payeses, poco a poco, la van recuperando para nuestro
consumo. Confieso que yo la probaré por primera vez este año, pero
según nos cuentan es riqúisima y muy sabrosa, y se consume de
diversas maneras: revuelto, croquetas, buñuelos... pero dicen que
una de las mejores maneras de comerla es acompañada de patatas,
judías blancas y sardinas a la brasa. Os lo contaremos y esperamos
que también vosotros no los contéis.
Mientras tanto, esta
semana y hasta que se vendimien a final de mes, añadimos a nuestra
lista de productos ricos, las uvas moscatel y los higos, delicias del
terruño.
Y os contamos que además
estamos ya manos a la obra en la construcción del gallinero que
alojará a las gallinitas ponedoras que habrán de surtirnos de
huevos. Ya va quedando menos para incluir este producto rico en
nuestra lista.
Un abrazo a tod@s y
bienvenidos de nuevo a vuestras rehuertas.
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